sábado, 12 de marzo de 2016

Reflexión sobre el EIR 2016, tras la confirmación del número de orden.

Hoy me gustaría poder hacer un balance sobre lo que ha ocurrido estos últimos días. De entrada, se ha confirmado lo que estimaban las academias: mi número de orden es el 158, lo cual me va a permitir poder escoger la especialidad que siempre he querido (Enfermería Obstétrico-Ginecológica AKA matrona) y con bastante margen para poder elegir el lugar donde formarme. Aunque ya me esperaba este número, había decidido aguantar hasta la confirmación oficial para poder anunciarlo, tanto a familiares, como vía facebook/twitter. Os agradezco enormemente vuestras felicitaciones, muchos habéis podido ver cómo me he esforzado estos últimos dos años y me alegro de que hayáis sido testigos. La vida en estos momentos es como un gran pastel de chocolate. Co nata, porque todo mejora con la nata.

Ahora he podido darme el homenaje de retirar los post-its que almacené durante tanto tiempo en mi habitación y en la entrada de mi casa. Bueno, post-its, folios, A3... Los he guardado en un álbum, para poder recordar siempre las imágenes, los apuntes, los detalles, que no he dejado de contemplar este tiempo, cuando estudiaba y levantaba la cabeza de mis resúmenes porque me dolían las cervicales.

Sin embargo, estos días no puedo dejar de pensar en la gente que se ha quedado a las puertas. Entiendo como os sentís, porque yo viví eso mismo el año pasado. Horas y meses de esfuerzo, que no son completamente valorables en un examen tipo test de 5 horas, para acceder a unas plazas que son claramente insuficientes si queremos fomentar la especialización en la enfermería. Pero no podéis dejar que un examen os defina, porque sois muchísimo más. El hecho de haber iniciado este camino, estos 10 meses de preparación para el EIR, ya clarifica muchas cosas sobre vosotros: sois capaces de luchar, por cumplir vuestro sueño y formaros en la especialización que lleváis años ansiando, o para ser mejores profesionales, o para tener un mejor futuro laboral... los motivos son variados, pero la conclusión que se saca es la misma: teneis capacidad de sobra para pelear por lo que quereis. Llegados a este punto, y una vez sientes que estás fuera, tienes dos opciones:
  • Olvidarte del EIR durante un tiempo, y quizás volver a presentarte en el futuro.
  • Repetir el EIR. La mayor parte de la gente que yo conozco se lo ha sacado a la segunda, incluso a la tercera. Esto tiene algo muy positivo: partes con ventaja. Sabes qué aspectos de tu estudio puedes mejorar, conoces el temario y puedes priorizar con más agilidad, entiendes cómo pregunta el ministerio (lo cual es solo posible hasta cierto punto, vistas las preguntas de este año).
En mi caso, el año pasado por estas fechas, opté por la segunda opción y no me arrepentí en ningún momento. Pese a haber quedado en un orden 800 la primera vez, no pude escoger la especialidad de matrona... así que renuncié a hacer otra especialidad para volverlo a intentar. Se puede. Os animo a que lo volváis a intentar (dentro de las posibilidades personales de cada una). Como me dijo mi tutora el año pasado... ¡Hasta una patada en el culo te empuja hacia delante!