domingo, 21 de agosto de 2016

Acabada la rotación en Ginecología

Este viernes finalizó mi rotación en la planta de Ginecología. Ha sido toda una experiencia.
Las pacientes ingresadas en esta unidad se clasifican en distintos grupos: las que vienen a abortar (puede ser por decisión materna o por causa fetal), las gestantes que presentan alguna patología y tienen edades gestacionales muy tempranas (por ejemplo una placenta previa de 28 semanas), o mujeres en distintas etapas de su vida por algún problema ginecológico, sin necesidad de estar embarazadas (una metrorragia, una bartholinitis...). La verdad es que es un público muy variado.

Lo más impactante de todo fue el tema de los abortos. Me enfrentó contra mi propia moralidad, ya que yo siempre he defendido a ultranza el derecho de la mujer de decidir libremente ser madre... y sin embargo, es una cuestión tan violenta de ver, que atenta frontalmente contra nuestro deseo de proteger a las crías. Así y todo, por duro que me parezca, no objetaría conciencia si en el futuro trabajase en un lugar así. Ellas tienen derecho a ser atendidas bien, y esa es otra de las cosas que me sorprendió. Es extremadamente fácil caer en el juicio de valor cuando atiendes a una chica que, no sabes ni como, se ha quedado embarazada y ahora quiere abortar. Es muy sencillo quedarse con una pequeña parte de su historia, la que nosotros vemos en los 3 dias que pasa en el hospital, ignorando el resto y creando juicios de valor y que no se hasta que punto tienen capacidad de generar a la paciente la sensación de estar siendo juzgada por lo que hace. Y eso es contra lo que deberíamos luchar todos.

También he disfrutado del trato, como siempre, que ofrecen las mujeres allí ingresadas. Con la mayoría es tremendamente sencillo y eficaz explicarles las cosas, se genera una relación de confianza muy agradable.

Mañana es mi regreso a partos, hasta febrero. Aunque suene un poco absurdo, haber pasado 5 semanas fuera de allí (con todos los cambios que he tenido en estas 5 semanas) me hace sentir como si comenzara de cero... Me encanta volver porque me siento en el mejor sitio del mundo, pero a la vez me aterra porque el nivel de exigencia es alto y me pregunto demasiadas veces si estoy a la altura.

Por dura que pueda ser a veces la residencia, me hace feliz. Es un trabajo tan grato que a veces siento que no podría hacer nada mejor en la vida, que este es el único trabajo que puede hacerme sentir bien. La residencia te otorga una estabilidad laboral que sería deseable para cualquier compañero enfermero, pero que casi nadie tiene, como todos sabemos, más bien todo lo contrario. Y las actividades que realiza una matrona con las gestantes o mujeres en general (y yo solo he visto un poco, al fin y al cabo empecé hace 3 meses...) me apasionan, al igual que las relaciones que se llegan a establecer en el trato con ellas. Mientras preparaba el EIR ya sabía que me iba a gustar ser matrona, por supuesto, pero vivir la experiencia hace que me guste muchísimo más.

Y para poder acabar sin que quede todo demasiado cursi, he de decir que lo mejor, lo que más me gusta de volver a partos es, sin duda... ¡poder ponerme el favorecedor pijama verde de quirófano!

sábado, 6 de agosto de 2016

Acabada la rotación en Tocología

Ya han pasado las 3 semanas que iba a desarrollar en esta unidad. La conclusión es muy positiva, porque aunque desde luego no tiene la intensidad de partos, proporciona una visión muy necesaria para ser matrona.

El puerperio es un momento delicado y que se vive de manera muy distinta por cada una de las mujeres, en parte debido a la variabilidad de los partos. Sin embargo, todas coinciden en una cosa: es un momento muy intenso. Todo influye, el cómo haya sido el parto en relación a sus expectativas, su relación con las matronas que las atendieron (me gustó oir tantos comentarios positivos sobre mis compañeras), el acompañamiento de la familia, el cómo se haya adaptado el bebé a la vida teniendo en cuenta que algunos deben ser enviados a neonatos...

Como enfermera, me he sentido mucho más segura trabajando junto a mis compañeras que cuando hacía las prácticas mientras estaba en la universidad. El EIR, pese a lo duro que fue, me ha enseñado mucho en relación a mi profesión, aspectos a los que no me fue posible llegar en la carrera.

Como residente de matrona, me ha encantado poder solventar dudas sobre aspectos que ya conozco a las madres. Preguntas sobre cómo iba a ser su parto, sobre las cosas dentro de la normalidad en el puerperio, lactancia...

Sobre la lactancia hay tanto que aprender... Siento que solo estoy descubriendo la punta del iceberg. Los 3 primeros días son determinantes para decidir entre materna y artificial. Son días complicados para las madres, puede resultar muy frustrante que el bebé no deje de apartarse del pezón, o que duela una barbaridad cuando mama, o sentir que no tienes "suficiente leche" y que no se está alimentando bien. Es ahí donde es necesario que alguien formado en estos temas ofrezca orientación. Una vez queda instaurada la lactancia, las cosas se vuelven más fáciles. Como digo, tengo muchísimo que aprender, pero me ha sido muy útil empezar a ver todo lo que había estudiado en teoría, aplicado a la práctica.

Lo más satisfactorio siempre era poder hablar con total naturalidad con las madres. Si ingresan, ir a darle la bienvenida, explicarle cómo se van a desarrollar las cosas, sentarme a su lado y hacer alguna broma... Cuando conseguía poder establecer una relación así con algunas de ellas, era un placer.

También he aprendido nociones básicas de pediatría durante esta última semana. Una revisión pediátrica completa, el aplicar la vacuna de la hepatitis B si los padres lo desean, realizar las pruebas metabólicas, los potenciales evocados... y por ridículo que suene, me ha dado más confianza a la hora de coger a los bebés. Si, todavía me daba algo de susto cogerlos, porque son pequeños, blandos, resbaladizos, se mueven de forma inesperada... y ahora he ganado seguridad en este aspecto.

Ahora me quedan 2 semanas en las que pasaré por Ginecología... y luego, de vuelta a partos. ¡Tengo ganas de volver!