jueves, 3 de noviembre de 2016

-Muy bien, muy bien.- Elodin se acercó a Fela -. Utilizaremos el ejemplo de Fela. - La cogió de la mano y la obligó a ponerse de pie al mismo tiempo que me hacía señas para que lo siguiera.
Me levanté a regañadientes y Elodin nos puso a los dos uno frente a otro, ofreciendo nuestro perfil a la clase.
-Aquí tenemos a dos jóvenes encantadores. - dijo -. Estaban sentados y sus miradas se han encontrado.
Elodin me empujó por el hombro obligándome a dar un paso adelante.
-Él dice hola. Ella dice hola. Ella sonríe. Él, nervioso, se apoya ora un pie, ora en el otro.
Paré de hacer precisamente eso, y un débil murmullo de risas recorrió el aula.
-Se percibe algo sutil en la atmósfera. - continuó Elodin, y se colocó detrás de Fela. Le puso las manos sobre los hombros y se inclinó para hablarle al oído -. A ella le encantan sus facciones - dijo en voz baja -. Le intriga la curva de sus labios. Se pregunta si podría ser él, si podría mostrarle las partes más secretas de su corazón.- Fela agachó la cabeza; un intenso rubor le coloreó las mejillas.
Elodin dio un rodeo y se colocó detrás de mi.
-Kvothe la mira, y por primera vez entiende el impulso que llevó a los primeros hombres a pintar. A esculpir. A cantar.
Volvió a rodearnos y se quedó de pie entre los dos, como un sacerdote que se dispone a celebrar una boda.
-Existe entre ellos algo endeble y delicado. Ambos pueden sentirlo. Es algo parecido a la electricidad estática. Débil como la escarcha.
Me miró con sus ojos oscuros y serios.
-Vale. ¿Qué haces tu?
Me quedé mirándolo sin saber qué decir. Si había algo en lo que estaba más verde que en nominación era en cómo cortejar a una mujer.
-Tenemos tres caminos - dijo Elodin dirigiéndose a la clase. Levantó un dedo-. Primero: nuestros jóvenes enamorados pueden intentar expresar lo que sienten. Pueden intentar cantar eso que han oído cantar a sus corazones.
Elodin hizo una pausa teatral.
-Ese es el camino del loco honrado, y es un mal camino. Esa cosa que hay entre vosotros es demasiado trémula para hablar de ella. Es una chispa tan débil que hasta el aliento más suave la apagaría.
El maestro nominador sacudió la cabeza.
-Aunque seas inteligente y sepas expresarte, estás condenado al fracaso. Porque si bien vuestros labios quizá hablen el mismo idioma, vuestros corazones no.- Me miró fijamente -. Esto es un caso de traducción.
Elodin levantó dos dedos.
-El segundo camino es más prudente. Habláis de cosas sin importancia. Del tiempo. De la última obra de teatro que habéis visto. Pasáis rato juntos. Os dais la mano. De ese modo, poco a poco aprenderéis el significado secreto de las palabras del otro. Así, cuando llegue el momento podréis hablar añadiendo un significado sutil a vuestras palabras, para que haya entendimiento por ambas partes.
Elodin abrió un brazo hacia mí.
-Y luego está el tercer camino. El camino de Kvothe. - Se puso a mi lado, hombro con hombro, mirando a Fela.- Percibes que hay algo entre vosotros dos. Algo maravilloso y delicado.
Dio un suspiro romántico de enamorado.
-Y como aspiras a tener certeza en todo, decides forzar la situación. Tomas la ruta más corta. Mejor cuanto más sencillo, piensas. - Elodin abrió las manos y flexionó los dedos varias veces seguidas, como si quisiera apresar a Fela-. Y te lanzas sobre los pechos de esta joven.
-Re'lar Kvothe - dijo con seriedad -. Intento despertar tu mente dormida al sutil lenguaje que susurra el mundo. Intento seducirte para que comprendas. Intento enseñarte. - Se inclinó hacia delante, hasta que nuestras caras casi se tocaron -. Suéltame las tetas.