martes, 5 de julio de 2016

Reflexiones tras el primer mes en partos

Pues entre cursos, bienvenidas, clases y conocer a un MONTÓN de gente nueva, ha pasado ya más de un mes desde que empezamos esta locura. Y está siendo genial.

Se notan los cambios. Los primeros días, aunque tenía una leve (MUY LEVE) noción sobre los Registros Cardiotocográficos, no era capaz de leer a través de ellos, ni de deducir por qué se podían producir las diversas alteraciones, la significancia de la variabilidad... Ahora, tras un mes, un curso de registros, leer algún libro relacionado, y preguntar mucho en paritorio, ya empiezo a apreciar las diferencias y entender su significado.

Me costaba mucho saber dónde colocar el tocodinamómetro (toco, para los amigos) para valorar las contracciones, y el fetal lo encontraba de vez en cuando. Ahora me sigue costando colocar el toco pero voy acertando más, y disfruto siempre con el fetal ubicándolo en donde creo que es y escuchando la intensidad y la frecuencia del latido. Es muy agradable para los oídos, es tranquilizador.

Los tactos vaginales. Esto si que es lo más de lo más. Consiste, literamente, en ver con los dedos. La primera vez que metes la mano, solo notas que está calentito y blando todo por igual, sin ningún tipo de forma. Y de ahí en adelante, cada vez que haces una exploración, descubres más cosas que se van añadiendo a la imagen mental que vas formándote. Y un día encuentras el cervix, y ya nunca más se vuelve a perder. A partir de ahí, queda ir encontrando las diferencias en cada una de las etapas del parto, para poder determinar en qué punto se encuentra. Se puede aprender mucho y sacar mucha información de una exploración vaginal, pero tienen sus aspectos negativos: son molestos para la mujer si esta no lleva la epidural, e incrementan el riesgo de infección por pura lógica, al tener que explorarlas una vez la residente y otra vez la matrona. Hay que valorar siempre cada caso en particular.

Las suturas. Después de un taller, he tenido ocasión de ponerlo en práctica la semana pasada. Fue necesario suturar músculo, mucosa y piel, por un desgarro. La matrona y la mujer se portaron de forma excelente conmigo, con paciencia.

Me gusta mucho el paritorio de mi hospital. Las matronas son muy diferentes entre ellas, lo cual hace que cada una tenga maneras distintas de trabajar que permiten aprender lo que más te gusta para cuando te toque a ti decidir cómo hacerlo. También hay diferencias de edad, y eso también cambia la manera de atender a las mujeres, tanto en los aspectos psicosociales como en los más técnicos. Es muy interesante conocer la manera de trabajar de cada una de ellas. Es un lugar intenso por el volumen de trabajo que hay normalmente, algo que también te curte.

Los aspectos psicosociales son lo más: que te traten con cariño y con respeto, exactamente igual que nos gustaría ser tratados si nos encontrásemos con dolor, un poco asustados, durante horas y horas, y esperando que todo salga bien. Me encanta ver a las matronas conectando con ellas, hablándoles a su misma altura, con un tono de voz calmado y cálido.

Está siendo todo muy intenso, con bastante presión, pero muy satisfactorio. Cada conocimiento que obtengo y que puedo afinar un poco más en casa consultando bibliografía me apasiona. Se viven momentos muy especiales con cada familia, y de cada uno aprendes algo. Me quedan 2 semanas en partos, luego roto en planta 5 semanas, y de vuelta a partos hasta febrero. Esas 5 semanas, aunque estaré rotando fuera, haré alguna guardia en partos, para no perder las buenas costumbres. De momento, el hospital está demostrando ser una gran elección.



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